El 24 de octubre de 2011 el Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de Humacao, notificó una sentencia dictada el 7 de octubre de 2011 en la que concedió 28 expedientes de dominio, por encima de las objeciones de varias agencias, en los Sectores Boca de Cangrejos, Battery Lancaster, La Torre, Piñones y Monte Grande del Barrio Torrecilla Baja, del municipio de Loiza, Puerto Rico. A este área se le conoce típicamente como "Piñones".
El Tribunal se expresó en los siguientes términos en su Sentencia:
"La prueba presentada en virtud de los documentos históricos y oficiales admitidos, los planos examinados, las mensuras realizadas al igual que las inspecciones oculares, unido a los testimonios de los demandantes y el derecho aplicable, nos llevan a la conclusión que a éstos les asiste la razón. Todos han establecido su reclamación de titularidad sobre los terrenos identificados en sus peticiones individuales.
Durante décadas los demandantes se han enfrentado a una enorme, agotadora y muchas veces frustrante burocracia gubernamental para hacer valer sus derechos, inclusive para conseguir servicios básicos que deben ser provistos a toda la comunidad.
Las limitaciones económicas y sociales que por siglos han sufridos los residentes de los sectores, objetos de este pleito, son harto conocidas e históricas. Las luchas que han enfrentado contra el gobierno y entidades privadas por evitar ser desalojados han sido recurrentes a través de los años.
Hoy, en pleno siglo veintiuno, el rezago económico y social es evidente. Tuvimos la oportunidad de adentrarnos dentro de una comunidad luchadora, trabajadora, pero unida. Las necesidades todavía son muchas pero el deseo de superación, honestidad y franqueza de los seres que conocimos supera todas las expectativas.
La "tierra" ha sido el hilo conductor de su lucha por siglos, frente a un sistema gubernamental que desde hace décadas debió honrar un compromiso de justicia social.
La protección del ambiente y de nuestro recursos naturales no es incompatible con un desarrollo organizado de las comunidades. Lamentablemente en el caso de autos, se ha pretendido utilizar el argumento ambiental para impedir, no ya el desarrollo planificado de una comunidad, sino el reconocimiento de unos derechos fundamentales.
Hoy, con el presente dictamen, pretendemos subsanar en algo, lo que hace años debieron tener, lo que por siglos se le ha negado, "su pedacito de tierra", para vivir y subsistir. La tierra que sus padres, sus abuelos y ancestros han trabajado, cultivado desde mucho antes del nacimiento de nuestro actual sistema político.
Albergamos la esperanza de que con este dictamen judicial todos los recursos gubernamentales pertinentes se unan a los residentes de las comunidades y sectores en controversia para lograr el mejoramiento de sus condiciones de vida, de trabajo y desarrollar una comunidad económica y social tan rica como historica, cultural y musical."
Hilario Escalera Pizarro v. Departamento de Recursos Naturales HSCI201001628, prov. CAC2007-8734, prov. FAC 1998-0613, prov. FPE 1998-0251, prov. FJV 1996-0175. Sentencia del 7 de octubre de 2011, páginas 43-44.
A través del pleito, y en la lectura de las varias cajas de documentos y de información que el líder de la hermandad de residentes naturales del Barrio Torrecilla Baja, Sr. Román Escalera Romero, me facilitó; me percaté que los residentes no solo peleaban por la tierra, sino también por la dignidad suya y sus antecesores. Este país tiene una desagradable costumbre de olvidarse de sus hijos muertos e hijas muertas. Se enajena esta nación muy fácilmente de los hombres y mujeres que han sudado sus rostros, pelado sus manos, y sangrado su vida construyendo a este país. Tomamo por dados nuestros derechos, sin ocuparnos por reflexionar sobre su origen y su legitimidad; que surge, no del decreto del tirano, sino del trabajo, lucha, y muertes que han costado esos derechos. Estas personas humildes, sencillas y determinadas me enseñaron con el fulgor de sus ojos, y la robustez de su determinación, de qué se trataba el respeto por ese origen ancestral digno, inviolable e imborrable.
La burocracia del Estado, como bien indica el juez en el extracto arriba transcrito, pretendía obviar esa historia, pretendía hacerla desvanecer, y ahogarla en la pantanosas aguas de las lagunas que rodean el área. No podemos olvidar a los puertorriqueños y puertorriqueñas, naturales y adoptados que formaron, preservaron, y defendieron la identidad de "Piñones". Los títulos vacíos de dignidad, que resultan de cuando el hombre doblega su voluntad y se convierte en una bestia de amarrar dónde no le moleste al Estado, no sirven, y no se aceptan, porque le fallan a la memoria de aquellos humildes patriotas.
Don Manolo, Don Ernesto, Don Ari, y Don Vicente, su lucha nunca fue en vano.
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